sábado, 8 de julio de 2006

FAMILIA Y EDUCACIÓN


FAMILIA Y EDUCACIÓN
Entrevista publicada en la revista Pulso nº 004
y en el libro "La Familia, mi familia" editado por la Fundación DIF con motivo del V Encuentro Mundial de las Familia en Valencia

¿Qué dificultades encuentran actualmente los padres para educar a sus hijos?

La principal dificultad para educar es la falta de coherencia en los valores y modelas que los niños adolescentes se ven expuestos desde los diferentes ámbitos de socialización.

Frente a una situación relativamente homogénea en la que los valores familiares coincidían con los valores que se proponían en la escuela, la parroquia, la calle y el ambiente social, hemos pasado a una situación radicalmente nueva: Estos agentes han perdido relevancia a la hora de configurar el imaginario juvenil, a favor de otros de carácter más anónimo, como la noche, la televisión, Internet y un ambiente que propone una visión de la vida muchas veces completamente opuesta a la que los padres desearían transmitirles.

¿Cuáles son los principales desafíos de los padres, como educadores de sus hijos a la vista de los nuevos contextos sociales en que nos movemos?

El estilo de vida que vivimos, y que muchas veces no elegimos, supone tensiones que dificultan muchas veces la relación con nuestros hijos. Esas tensiones dibujan algunos desafíos que las familias tienen que afrontar para educar a sus hijos como seres capaces de construir sus propios proyectos de vida: Encontrar modelos de convivencia familiar en los que se compartan las dificultades y los distintos puntos de vista entre padres e hijos, sin que esto suponga la ruptura de la comunicación y la paz familiar. Por ello, es necesario procurar cuidar y enriquecer las relaciones interpersonales y la comunicación que tenemos con los hijos, aumentando el tiempo real que pasamos con ellos.

¿Cuál es la relación que la familia y la escuela deben mantener para educar de forma integral a los niños y niñas?

Partiendo de la base de que los padres son los principales responsables de la formación integral de sus hijos, éstos necesitan que la escuela colabore en el proceso de su educación. La transmisión de los valores fundamentales se da en la familia, y a la educación escolar se le pide que ‘perfeccione’ el proceso de socialización, y les instruya en la cultura. Por ello, esa responsabilidad exige la implicación, la colaboración, de forma activa y creativa, de las familias en la vida de la escuela.

¿Qué valores fundamentales sólo se pueden transmitir en la familia?

Hoy en día, cuando muchos niños y niñas llegan a las aulas sin haber interiorizado valores, hábitos y actitudes básicas para la misma convivencia, se pide a las escuelas cada vez más que ejerzan una labor educativa mayor. Pero la interiorización de los valores de sentido, es decir aquellos que afectan a loa aspectos fundamentales de la vida humana que conducen a un vida feliz, se produce en la infancia en el contexto familiar: Enseñar a los hijos el sentido del amor gratuito y generoso; mostrarles el valor del perdón y la misericordia en un mundo que pocas veces perdona; ayudarles a superar la adversidad y encontrar sentido al sufrimiento, sin perder la esperanza; amarse a uno mismo, con realismo, y sin miedo a ser rechazado por los demás; descubrir, por último, la presencia de Dios en lo cotidiano de la vida y vivirla como un regalo confiado en nuestras manos.

¿Qué medios propone la Iglesia a la familia para educar a los hijos en la fe?

La familia, iglesia doméstica, es la responsable del despertar religioso de los más pequeños. Para ello es fundamental el testimonio de los padres que deja en los niños una huella decisiva para siempre. En ese testimonio algunas realidades humanas tienen un peso específico, como el amor que se profesan los esposos, el perdón ante las tensiones y las diferencias, la experiencia de gozo y alegría ante las cosas más cotidianas, la solidaridad y compromiso con los más necesitados, el compartir en la mesa no sólo la comida sino también la vida en un clima de fraternidad, y la participación de la familia en la vida de la comunidad cristiana, específicamente en la celebración de la eucaristía dominical.

¿Qué iniciativas y experiencias concretas se pueden proponer a los padres para educar a los hijos desde el espíritu cristiano?

La experiencia fundamental para transmitir la fe y los valores evangélicos es la experiencia del amor cristiano entre todos los miembros de las familias, y especialmente hacia aquellos más débiles. La entrega y la dedicación generosa que los padres muestran, no solo hacia los hijos, sino también, muchas veces, hacia los ancianos, son el pilar sobre el que descánsale testimonio de la fe. Junto a esto, los padres deben relacionar la vida cristiana con el crecimiento humano de los hijos, y la adquisición de las virtudes necesarias para una vida plena. Es fundamental compartir el ocio y los espacios libres con ellos, participar de las iniciativas compartidas con la escuela, encontrar momentos de escucha, sin prisas ni agobios. Los padres deben iniciar a los hijos en la vida de oración, desde pequeños, mostrarles el rostro del Señor Jesús, que habita dentro de sus corazones, y que siempre, y para siempre, les acompañará en sus vidas para colmar sus más profundos deseos de felicidad.


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